Al final de la experiencia pascual es la Resurrección de Cristo lo que transforma el cansancio y la frustración en esperanza. ¡Es posible algo nuevo! ¡Siempre es posible el cambio! Dios no da nada por perdido (ni siquiera a mí). Esta es la experiencia de los discípulos, que la muerte no tiene la última palabra. En la oración descargable al final del post, veremos:

1.- Cómo estábamos antes de su Resurrección
2.- Algo cambia en mí, sin mí.
3.- El Resucitado me devuelve a la Comunidad


(...) Haced obras de paz,
Y dejaos perseguir por la justicia.
Entrad así hoy en el Reino de los Cielos.

(Giuseppe Lanza del Vasto)