Dedicamos, en este año que se celebra el quinto centenario de Santa Teresa, una oración inspirada en la imagen que Teresa tiene de Dios y cómo ese Dios creador nos habla también ahora, 500 años después.
Teresa nos ha compartido su camino, en el que para ella la humanidad de Jesús ha sido mediación privilegiada para acceder a un Dios ante quien ella misma exclama:

Oh emperador nuestro, sumo poder, suma bondad, la misma sabiduría, sin principio, sin fin, sin haber termino en vuestras obras, son infinitas, sin poderse comprender, un piélago sin suelo de maravillas, una hermosura que tiene en sí todas las hermosuras, la misma fortaleza! ¡Oh, válgame Dios! ¡quién tuviera aquí junta toda la elocuencia de los mortales y sabiduría para saber bien-como acá se puede saber-, que todo es no saber nada, para este caso dará a entender alguna de las muchas cosas que podemos considerar para conocer algo de quien es este Señor y bien nuestro! (C 22,6).