
esta dificultad nos impide interiorizar la grandeza e importancia de la Resurrección.
Hoy te proponemos que te olvides de imaginarte a Jesús Resucitado, y te fijes en los frutos en aquellos que lo reconocieron. Quizá así a ti también te resulte más fácil encontrar a Jesús Resucitado en tu vida
Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba". Él entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. Y se decían: "¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?" (Lc 24, 28-32)
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