Aquel encuentro entre María Magdalena y el Resucitado, sigue hoy removiendo corazones. Intento contemplar a María Magdalena, poniéndome en su lugar. Mirando sus pensamientos, sus sentimientos: en estos días de desazón ante el aparente sin sentido de tu muerte, me encontraba con cierto abatimiento, desconsuelo y a la vez queriendo sentir que todo aquello no estaba ocurriendo. No te podía haber sucedido esto, mi Maestro, quien con tu mirada me habías devuelto a la vida, me habías restaurado y me habías puesto en pie. Es tanto lo que te debo...




“María estaba frente al sepulcro, afuera, llorando. (…) Se dio media vuelta y ve a Jesús de pie; pero no lo reconoció. Jesús le dice: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, tomándolo por el hortelano, le dice: Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo. Jesús le dice: ¡María!
Ella se vuelve y le dice en hebreo: Rabbuni–que significa maestro–.
Le dice Jesús: Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios. María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: He visto al Señor y me ha dicho esto. (Jn. 20, 11-18).




Acompañamos la canción "María Magdalena" de Ain Karem.