Cuántas veces esta es mi oración... enséñame a orar... Quisiera, Señor, poder dirigirme a ti y poder dialogar contigo cada día sabiendo que eres mi Padre, mi amigo, mi compañero de vida. Sabiendo que caminas conmigo, me tiendes la mano y me conoces mejor que nadie. Quiero, Señor, que me enseñes a orar, a hablar desde el corazón, sin fórmulas, desde la intimidad que da el reconocerte como parte de mi vida.







Acompañamos con el canto del Padre Nuestro en arameo.