A nuestra actividad profesional, al trabajo que realizamos, dedicamos gran parte de nuestro tiempo, de nuestra energía. En él nos desgastamos como en pocos otros ámbitos, y paradójicamente, con frecuencia tenemos dificultad para encontrarnos con Dios y “seguir siendo cristianos” en él. A veces se trata de una parcela de nuestra vida a la que debemos atender, pero separada de nuestra vida religiosa. Hoy vamos a pedir a Dios que ilumine nuestro trabajo, ya sea el profesional, o el que realizamos cuando decidimos o aceptamos dedicar nuestra vida a cuidar de esposos, hijos, padres... Somos afortunados por tenerlo, pues es un lugar privilegiado para encontrarle y servirle.