Jesús viene a atender las debilidades humanas. Los milagros son la sorpresa de Dios, la realidad sorprendente de Dios vinculada al amor humano. El ser de Dios, es un ser activo y vivo. La fe queda transformada, renovada, ante un Dios que no se deja encasillar o domesticar. Se trata de una fe abierta a la novedad, traspasada por la esperanza como signos de amor y bondad de Dios para con los hombres.