
En esta oración queremos acercarnos a los jóvenes para pedir por el camino que se construyen día a día y también para pedir que los que ya dejaron atrás esa etapa de su vida sepan acompañarlos.
¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído? El Señor es un Dios eterno y creó los confines del mundo. No se cansa, no se fatiga, es insondable su inteligencia. Él da fuerza al cansado, acrecienta el vigor del inválido; aun los muchachos se cansan, se fatigan, los jóvenes tropiezan y vacilan; pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse. (Is 40, 28-31)
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