Encontrar a Dios en todas las cosas. Esa es la búsqueda de San Ignacio y la búsqueda a la que yo estoy invitado. Porque Dios no está lejos de mí. Dios habita en el mundo, en todo lo creado. Todo lo que rodea mi vida es presencia de Dios. Del Dios encarnado que pisó nuestra tierra, anduvo por nuestros caminos, contempló paisajes y vivió entre nosotros. 








Mirar cómo Dios habita en las criaturas, en los elementos dando el ser, en las plantas vegetando, en los animales sintiendo, en los hombres dando entender; y así en mí dándome ser, animando, sintiendo, y haciéndome entender; también haciendo templo de mí siendo creado a su imagen y semejanza. (Ejercicios Espirituales, 235).