Los seres humanos creemos que podemos conseguir lo que deseemos. Pero son muchas veces las que experimentamos nuestra finitud, nuestra condición limitada. El dolor está ahí presente, a veces nos afecta, otras no. El dolor nos rodea a pesar de nuestras fugas e intentos de alejarnos de él. Todos conocemos personas que han sufrido, y vemos que el dolor no siempre provoca las mismas reacciones en cada ser humano.

El cual-Jesús- a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
(Flp 2,6-8)


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