La fuerza con la que esta crisis está afectando a nuestra sociedad y a nosotros mismos, no nos puede impedir escuchar el grito de quienes se consumen asolados por la pobreza más extrema, menospreciados en su dignidad, o extenuados por sufrimientos y carencias. 

Aprender a escuchar su llanto, exige también hacer un poco de silencio y voluntad para abrir el corazón. Exige preparar nuestros sentidos para ser capaces de escuchar la voz de los que sufren. Quizá deberíamos superar cegueras y egoísmos. Y desde ahí, y con nuestras limitaciones, comprometernos con humildad, y con confianza en el Padre, en aquello que pueda estar a nuestro alcance, para contribuir, desde nuestra pequeñez, a paliar ese dolor. 

Jesús siempre luchó contra el sufrimiento y el mal. Su compasión y la preferencia por los últimos de su tiempo nos anima siempre a aliviar el sufrimiento y a hacer el bien. El Evangelio nos lo recuerda constantemente, y esto mismo es lo que les encomendó a sus discípulos. Seguramente podemos avanzar en el camino desde aportaciones sencillas, compromisos pequeños, que nos vayan ayudando a comprender Su Mensaje. 

Hoy te propongo que guardes en tu corazón esa imagen que has visto en la TV, o esa noticia que has escuchado o leído, llévala a ese espacio de intimidad compartida que es la oración, y trata de imaginar que diría Jesús ante esa realidad, cómo miraría, qué haría. Puede que la oración nos ilumine en la forma de tener presente a los que sufren, saber cuál puede ser nuestra labor, o de ser más fieles a Jesús en lo que venimos haciendo.

Os dejamos el vídeo de la canción "Si yo fuera tú", de Alejandro Abad, un niño cantándole a otro niño sobre sus diferencias y cómo poder ser cercanos los unos de los otros. Cuando, en oración, hablamos de "contemplar" nos referimos precisamente a esto, a ponernos literalmente en la piel del otro, a pensar y sentir cómo sería yo... "si yo fuera tu".

Posted by Óscar y Merche-CVX