A la vista de las dificultades, la soledad, los desencuentros de nuestro mundo nos preguntamos con frecuencia “pero, ¿dónde estás?”. Incluso desde una mirada de fe hallar a Dios en el que “vivimos, nos movemos y existimos” no es algo fácil, requiere un entrenamiento de cuerpo, alma y espíritu a lo largo de toda la vida. Sin embargo, hay personas que viven con mucha naturalidad este encontrar a Dios en todas las cosas. Especialmente para Ignacio de Loyola esta fue la devoción en la que fue creciendo a lo largo de toda su vida hasta llegar hacerlo con facilidad. Dejemos que Ignacio nos muestre su camino a través de la última meditación de los Ejercicios Espirituales: la Contemplación para alcanzar amor. Un medio para vivir desde el amor de Dios, de meditar en el Amor derramado en nuestros corazones que nos invita a unirnos a Él en su continuo derroche en el mundo.

"Pedir conocimiento interno de tanto bien recibido, para que yo, enteramente reconociendo, pueda en todo amar y servir a su divina majestad” [EE.EE. 233]

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