También es motivo de alegría orar desde la Navidad. Profundizar en el misterio de la encarnación de Dios como parte del plan de Dios para el mundo y para cada uno de nosotros. Dios nace para cada uno desde la fragilidad, siendo esperanza y yendo a lo esencial. Es Dios-con-nosotros.
Estando ellos allí, le llegó la hora del parto y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no habían encontrado sitio en la posada. (Lc. 2, 6-7).
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