El Papa Francisco acuñó, en la Laudato Si, esta expresión de la “cultura del descarte”. Dice, que “esta cultura es una ruina, pues una sociedad es civilizada si se mueve precisamente en los términos opuestos al descarte”. Es duro tomar conciencia de esta realidad que nos rodea. El Papa no puede ser más tajante: “En nuestra sociedad, en ocasiones se evalúa solo en términos de utilidad, de producción y de consumo, y mientras se pierden la justicia, la solidaridad y la fraternidad, que son lo único que hacen valiosa la vida”.





Se levantó un maestro de la Ley y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?» El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Le dijo entonces: «Has respondido bien. Haz eso y vivirás». Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle de su ropa y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión;  y acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El dijo: «El que practicó la misericordia con él». Y Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo». (Lc. 10, 25-37).



Acompañamos la canción "Los incontables" de Ain Karem.



No cuentan las mujeres ni los niños,
no cuentan quienes vagan marginados,
no cuenta quien es pobre o está enfermo,
ni cuenta quien está crucificado.
No cuentan quienes no tienen trabajo,
ni tampoco quien sufre una adicción,
o quien habla otro idioma en tierra extraña,
no cuenta quien es de otro color. MAS…

PARA TI SON QUIENES CUENTAN,
SON QUIENES CANTAN LA GLORIA DE DIOS,
SON TU ROSTRO, SEÑOR CRUCIFICADO,
SON TU ROSTRO, SEÑOR RESUCITADO (2)

Ni los niños soldados tienen nombre,
ni las niñas que están esclavizadas, 
no existen quienes hoy mueren de hambre,
y se ignora a quienes sufren soledad.
No contaron las mujeres ni los niños
y hoy siguen sin contar los más pequeños.
Que haga mío el dolor de mis hermanos
y comparta, en justicia, el pan con ellos. PUES…