Medir, limitar, repartir con equidad, hacer normas, leyes, estructuras de control y de inspección, ganar por méritos propios, respetar las prioridades... poco de esto tiene cabida en el estilo evangélico que Jesús me propone.
Busco el silencio interior y exterior para acercarme a sus palabras y adentrarme en esa nueva propuesta.