Hoy la tarde está nublada: fría y gris. Desapacible. Una de esas tardes de sofá y manta. En casa, acurrucada, confortablemente abrigada, espero paciente a que caiga el chaparrón y después escampe. Tengo la certeza de que eso ocurrirá. Me siento tranquila, confiada, segura de que el sol volverá a lucir mañana, como tantas otras veces ha pasado.




Mientras rezamos escuchamos: