Es relajante ver cómo el sol colorea las hojas de los árboles y así, pudiendo descubrir en ellas el amarillo ocre del otoño, imaginarme que en breve van a ir cayendo suavemente formando una capa. A la vez, no puedo dejar de pensar que yo también necesito desprenderme de cargas que con el tiempo he ido colocando de forma intencionada en mi interior y por algún motivo, entre ellos el miedo, sigo amarrada a ellas.