Acercarse a otras formas de vivir la vocación puede ser una experiencia iluminadora que ocurre cuando tomas contacto con las mujeres que han optado por la vida contemplativa en un convento. Pasar un día cerca de su realidad te toca el corazón, y si el contacto es más profundo, puede tocarte el alma y dar luz a tu manera de vincularte con Dios. Es reconfortante poder vivir fe y oración en comunidad, al tiempo que acompañamos vivencias y reflexiones juntos.
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