Como dice un amigo mío, que es scout, lo importante no es no perderse nunca, sino tener al menos claro cuál es el camino de vuelta...
Acudí a la oración
porque me hirió de muerte la vida
Me refugié en tus brazos, Señor,
cuando no tuve más aliento.
Pero tú me empujas de nuevo
incansablemente, a mi ruedo.
Mañana empezaré otra vez,
como ayer, como cada día.
Y volveré, sí, volveré,
pero con una mirada nueva,con una sonrisa recién estrenada,
y con esa fuerza
que sé que no es mía.
2 Comentarios
Espero que os guste este texto, sencillo pero sincero, en el que reconocemos que muchas veces sólo acudimos a Dios cuando lo necesitamos, pero a partir de entonces... ¡ya nada será lo mismo!
ResponderEliminarMuchas gracias. Lo llevo a mi oración.
ResponderEliminarGracias por dejarnos aquí tus comentarios
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