En estos días tan especiales de Navidad, siento que debo intentar no contribuir a aumentar el ruido ambiente, callar bastante, y ceder la palabra a otros que han sabido profundizar más en el misterio, en la verdad fascinante del Dios-hecho-hombre. Hoy os traigo un precioso poema que nos invita a hacer una contemplación dialogada ante el recién nacido:

Dime quién eres
Ahora que la noche es tan pura,
y que no hay nadie más que tú, dime quién eres.
Dime quién eres y por qué me visitas,
por qué bajas a mí que estoy tan necesitado
y por qué te separas sin decirme tu nombre.

Dime quién eres tú, que andas sobre la nieve;
Tú que, al tocar las estrellas,
las haces palidecer de hermosura;
Tú que mueves el mundo tan suavemente,
que parece que se me va a derramar el corazón.

Dime quién eres, ilumina quién eres;
dime quién soy yo también,
y por qué la tristeza de ser hombre;
dímelo ahora que alzo hacia ti mi corazón,
Tú que andas sobre la nieve.

Dímelo ahora que tiembla todo mi ser en libertad,
ahora que brota mi vida y te llamo como nunca.
Sostenme entre tus manos;
sostenme en mi tristeza,
Tú que andas sobre la nieve.

(Leopoldo Panero)