A menudo pienso que para los apóstoles fue muy fácil ser testigos de Jesús. Sólo tenían que contar aquello que habían visto y oído. Anunciaban el Reino de Dios y daban testimonio de que había resucitado porque lo habían vivido. ¿Cómo puedo ser yo testigo con las dudas que tengo? Cuando hay tantas cosas de mi vida y de la fe que no tengo claras. ¿Cómo puedo ser testigo de alguien a quien a veces tanto me cuesta escuchar? ¿Cómo puedo hablar de un resucitado hoy en día sin que me miren raro?

Los que lo acompañaban le preguntaron:
- Señor, ¿vas a restablecer ahora el reino de Israel?
El les dijo:
-No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha fijado con su poder. Vosotros recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra (Hch 1, 6-8)



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