Sí, se acerca el verano. Y conseguirá abrirse paso a través de los agobios y estreses propios del mes de junio... y entonces, cuando de repente todo se detenga, o al menos vuelva al ritmo que nunca debió perder, nos preguntaremos:


¿y qué hago yo este verano?
Nuestra mejor recomendación es que te apuntes a la tanda de julio de nuestro Taller de Oración. Del 8 al 11, inclusive, un retiro largo de fin de semana, un tiempo y un espacio de calidad para descubrir, retomar o profundizar en tu relación con Dios.  Sé que hay ofertas más apetecibles: como la playa o la montaña, pero... ¿realmente son mejor opción, o son incompatibles con dedicar un tiempo imprescindible a dialogar tranquilamente con Aquel que tiene tantas cosas que decirnos de nostros mismos? ¿No buscaremos fuera lo que no somos capaces de encontrar dentro?

Quizá se cumpla la frase de san Agustín que tenemos en la cabecera de este blog, que pasamos demasiado de largo de nosotros mismos, de lo más importante de nosotros mismos, que es esa semilla de trascendencia que llevamos dentro y que, muchas veces, la dejamos marchitar simplemente porque no la atendemos.

Este verano puede ser, sin embargo, una oportunidad privilegiada para cuidar esa parte de nosotros mismos, y, en medio del silencio, la paz y la meditación, descubrir "ese encuentro que da sentido a la vida toda" como dice María de Grado, una amiga que vino al taller hace unos meses.

Te invitamos de todo corazón a esta nueva tanda de julio, la más completa y mejor que te podemos ofrecer. Las fechas, los contenidos y el modo de inscripción lo tienes en el tríptico de la derecha. ¡Anímate, sólo hace falta querer buscar!