Aunque ya han pasado unos días de la fiesta de los santos inocentes, o precisamente por eso, intentamos hoy recuperar el verdadero significado de esta fiesta, que nada tiene que ver con los petardos y los monigotes. De hecho es un recordatorio que nos centra en su cruda realidad y nos muestra de qué está hecha la infancia de Jesús, y por tanto, la propia Navidad y Humanidad de Dios. Hoy la reflexión es de David Martín, responsable de Pastoral del Colegio Apostolado de Valladolid y compañero de CVX:
(Mt 2, 13-18) Es fácil hablar de Navidad en nuestros hogares cálidos, cuando, salvo algún que otro problema no excesivamente trascendente, nos va relativamente bien y no nos cuesta desear feliz Navidad, que difícil cuando nos sentimos como los inocentes, incomprensiblemente sufrientes. El fragmento de los Inocentes, sí. Parece paradójico en medio de estas fiestas de “alegría y placer”, como dice el villancico. Tan paradójico y contradictorio que hasta lo hemos diluido en un día de bromas.
Pero la esencia de la Navidad está ahí: el dolor, el sufrimiento, el abandono, la soledad, el desaliento, el sinsentido… La inocencia sufriente, representada en unos niños y unas madres… Y Dios que parece ocultarse. El grito desgarrado de Raquel ¿Por qué? ¿Dónde estás ahora? «¡¡Maranatha!!» que en arameo era una palabra compuesta que significa "Señor nuestro ven".
Y allí en medio de ese desgarro, otro niño y otra madre, germen de nueva esperanza, es el «Emmanuel», Dios con nosotros.
Es Navidad sí, es el tiempo en el que Dios se com-padece de manera tal con el inocente que sufre, que no puede por más que querer estar a su lado. No como solución al dolor, sí como mano cálida cargada de amor, que hace renacer como del rescoldo la esperanza perdida.
Hoy en nuestro mundo la Navidad sigue teniendo sentido, pues el sufrimiento del inocente, pequeño o mayor, cercano o lejano, sigue gritando «¡¡Maranatha!!», sigue queriendo tener esperanza en la desesperanza.
¿Queremos ser Navidad-nueva esperanza-mano cálida-Dios con nosotros para todos ellos? ¿Sí? Entonces podremos decir FELIZ NAVIDAD.
David Martín
Con especial mano cálida para los que comparten estos días con el dolor.
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