En medio de tantas luces publicitarias, vamos a encender una candela sincera. Entre tantas palabras vacías e interesadas, vamos a recordar el abecedario que Dios nos enseña en su nacimiento:
- Acogida de Dios a la condición humana, para que los hombres acojamos a Dios.
- Bondad, abierta y descarada, ahora que no está de moda.
- Compañía del que está solo y desamparado.
- Delicadeza que respeta nuestra libertad y nos pide ser abrazado.
- Escucha, nada de tu vida le es ajeno.
- Fragilidad, que llama a tu colaboración.
- Grandeza, no le robaron la vida, sino que la entregó.
- Humildad, para que todos valgamos más junto a Él.
- Inquietud por la oveja que le falta, aunque tenga 99 en el aprisco.
- Justicia, para que nadie sea más que nadie.
- Kultura alternativa, lógica ilógica que nos descoloca.
- Luz, sobre todo para cuando recorras los caminos más sombríos.
- Maternidad de María, que nos hace hijos y hermanos.
- Niño, para que no nos creamos demasiado mayores.
- Ñoñería y beatería es lo que más le fastidia de los cristianos.
- Oportunidades para volver a Él = 70 x 7
- Pasión por el género humano, aunque no lo merezcamos.
- Querer, el verbo que Jesús sabía conjugar con todas las personas.
- Regalo, el que Jesús desea lo llevas ya puesto... ¿o es que lo has perdido?
- Sanar, el otro verbo que Jesús manejaba como nadie.
- Tú, la persona que más le interesa.
- Unidad, eso que no sabemos hacer y que él quiere que hagamos.
- Valentía, pues si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?
- Wikipedia no te resolverá las preguntas del alma, pero Él sí.
- Ya, el tiempo más oportuno para ayudar al otro.
- Zurcir un plan maravilloso, lo que Dios hace misteriosamente con tus acontecimientos, sentimientos y circunstancias.
¡Feliz Navidad!
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