Una de las imágenes más repetidas en la iconografía religiosa es el momento en que san Martín de Tours (celebrado mañana, 11 de noviembre) parte su capa para abrigar a un mendigo a la entrada de la ciudad de Amiens. Verás esa escena en muchas iglesias románicas, podrás escuchar cómo don Quijote se lo cuenta a Sancho… un gesto tan poderoso ha atravesado los siglos y sigue teniendo algo que decirte hoy.

Pero el gesto de un instante se queda en fuego artificial si no procede de una vida asentada, coherente, que busca a su prójimo:


El prójimo no es algo que ya exista. 
Prójimo es algo que uno se hace. 

Prójimo no es el que ya tiene conmigo
relaciones de sangre, de raza, 
de negocios, de afinidad... 

Prójimo me hago yo cuando ante un ser humano, 
incluso ante el extranjero o el enemigo, 
decido dar un paso que me acerque, 
que me aproxime a él.

(Carlo María Martini)
Por eso el supremo gesto de Jesús al partirse por nosotros tiene el valor de una trayectoria de vida que se aproxima a los demás, se hace prójimo, te lanza un mensaje retador: ¿Te has hecho hoy prójimo para alguien? ¿Has sentido cómo alguien se hacía prójimo para ti?
(Posted by Sinc.)