A todos nos resulta fácil reconocer en Jesús a un verdadero modelo de hombre de oración. El encuentro en el evangelio con Jesús orando, nos transmite qué sentido tuvo la oración en su vida y cuál fue su modo de acercarse al Padre. Nos mostró que vale la pena ponerse en presencia del Padre bueno, aproximarse, pedir aliento para la vida, y orientación para buscar el Reino. Su ejemplo puede animar nuestra propia vida de oración y ayudarnos a renovar nuestra Fe.

A la mañana, mucho antes de amanecer, se levantó, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba (Mc 1, 3)

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