Elegiste un camino de pobreza para salvarnos. El adjetivo pobre evoca humildad, conciencia de los propios límites, de la propia condición existencial de la pobreza. Me llamas a transformar esa pobreza de espíritu según los dones recibidos, en un estilo de vida que se refleje en mi existencia, intentando ayudar a otros buscando lo esencial. Además, necesitamos la conversión en relación a los pobres. Tenemos que preocuparnos de ellos, ser sensibles a sus necesidades, ser solidarios.

Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por vosotros se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza. (1 Cor 8, 9)

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