Señor Jesús ¡qué enorme capacidad de intuición tienes hacia las personas que se te acercan! Ante desconocidos, amigos, discípulos  tú eres especialmente sabio para percibir su FE en ti.

Muchos de los que se acercan a ti son personas excluidas de la sociedad en la que te mueves, y con tan sólo tenerlas cerca hueles su necesidad de sentirse integrados a la vida en toda su plenitud. Los enfermos, los contagiosos, las mujeres,… que para otros no contaban, sí son importantes para ti. Buscas a los que están perdidos para salvarlos.


Entre tanto, una mujer que llevaba doce años padeciendo hemorragias, se le acercó por detrás y le tocó la orla de su manto. Pues se decía: Con sólo tocar su manto, quedaré sana. Jesús se volvió al verla y dijo: -¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado. Al instante la mujer quedó sana.  (Mt. 9, 20).