¡Cuánto me gusta, Señor, que nos llames a alegrarnos por el bien del otro! Es un gesto tan hermoso que quisiera hacerlo siempre... o al menos eso creo. Me parece tan bueno que me gustaría lograrlo. Pero reconozco que no siempre sé cómo conseguirlo, ni si lo hago bien. ¿Podrías ayudarme a aprender este modo de alegría? Quiero vivirla como una expresión profunda del amor al prójimo. Te lo pido de corazón. Gracias, Señor.





Acompañamos la oración con la canción: 
“Mi día” Jesús Adrián Romero