El tiempo litúrgico de Cuaresma es fácil asociarlo con una invitación a la conversión, la penitencia, la oración, el ayuno o la limosna. Sin embargo, puede que sean palabras que me quedan lejos, me suenan a una religiosidad de otra época, o simplemente hayan ido perdiendo su sentido profundo de tanto usarlas año tras año. Pero si estoy aquí, en este espacio de oración que he buscado para estar a solas con el Señor, es porque en mi interior existe el deseo de sentirme cada vez más cercano a Él. Y este tiempo de Cuaresma puede ser el momento para ir descubriendo qué cosas puedo ir transformando en mi vida para hacer cierto ese deseo del «conviértete y cree en el evangelio».