Cuántas veces hemos oído «reza por mí», o quizá, más afortunados, alguien se ha ofrecido a rezar por nosotros. Nuestras limitaciones hacen de cortapisas para dirigirnos a Dios en petición, pero la intercesión de otros siempre consuela. Nos ofrecemos a rezar por otros cuando no vemos otra forma de ayudar. Este ofrecimiento parte de una fe firme para poner delante del Señor las vidas de los demás.
0 Comentarios
Gracias por dejarnos aquí tus comentarios
Emoji