Hoy me voy a acercar a uno de los mensajes centrales de Jesús. Me preparo para escucharlo, y para ello voy a usar la imaginación. Trato de meterme en la escena: estoy entre una multitud que ha acudido deseosa de oír a ese predicador del que tanto se habla últimamente. Lo distingo ahí a lo lejos. Al ver que le ha seguido tanta gente se ha subido a un lugar alto y se ha sentado. Se le nota sereno, le brillan los ojos, hace intención de empezar a hablar. A mi alrededor se hace un silencio expectante, parece que hasta el viento se ha detenido para escuchar.


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“SED FELICES" (Ain Karem)