Uno de los mayores placeres de la vida es volver a encontrarse con un viejo amigo al que hacía muchos años que no veías. Hace unos días pude tomarme un largo café con Sebastián Elvira, un jesuita burgalés que lleva 13 años viviendo en Honduras, buscando siempre los rincones más remotos y pobres dentro de su distrito.
Curiosamente, como por mágica coordinación divina, resultó que tanto él como yo estábamos desarrollando proyectos muy parecidos, cada uno en su lugar, y sin haber establecido comunicación entre nosotros en los últimos 12 años: el Taller de Oración.
Resulta que él también vio la necesidad de ayudar y acompañar a otros en el proceso de encuentro íntimo con Dios (la oración), aplicándolo a distintos ámbitos y personas. Uno de esos "rincones remotos" a los que se dedica es la cárcel, y en ella estaba realizando un taller de oración con presos del que estaba realmente orgulloso.
Él, como buen jesuita, vio que lo mejor en este caso era el método de "aplicación de sentidos" de san Ignacio (vista, oído, etc.). Lo que más me impresionó fue que a este método los presos lo rebautizaron como "la oración de las 5 maravillas", porque habían redescubierto en cada uno de sus sentidos un campo maravilloso donde Dios se les mostraba. No solo era que podían hablar con Dios; sino que Él asumía, acogía y sanaba todos y cada uno de los "sentidos" o ámbitos de su vida que eran objeto de oración. Y eso era simplemente "maravilloso" y transformador de sus propias vidas. 

Mucha gente me pregunta que para qué "sirve" eso de la oración... Y nunca sé explicar muy bien que, realmente no "sirve" para nada, en el sentido de eficiencia y resultados tangibles; pero que desde luego "sirve", entre otras cosas, para tener una LIBERTAD profunda y completa, una libertad atípica y contracultural. Y es precisamente esa libertad lo que más necesitaban estos presos.

Eso es lo que me gusta y me fascina de mi Amigo, el Resucitado: que actúa realmente -aunque con hilos invisibles- allí donde más falta hace. Gracias, Señor, por regalarnos esta libertad tuya; y porque sigues poniendo en nuestro camino personas concretas que dan voz hoy a tu ofrecimiento eterno.