"Desahucio" ha sido la palabra más repetida esta semana en España (junto con "huelga", bastante relacionadas, por cierto). Esta palabra tiene varios significados: expulsado de tu casa, enfermedad sin curación posible, desamparado, desprotegido, marginado, extirpado de tus "raices" habituales... en resumen - y como dice la Real Academia- desahucio es "quitar a alguien toda esperanza de conseguir lo que desea".
Lo malo del desahucio es, más allá del objeto sustraído, la pérdida de toda esperanza. Y fue esperanza precisamente lo que vino a traer Jesús: esperanza en una Tierra nueva, en una Humanidad más plena, en un Reino nuevo formado por hombres y mujeres que llegaran a cumplir la voluntad de Dios, que no es otra que la de desarrollar todas sus capacidades y potencialidades con y para los demás; toda su capacidad de amar.... ¡Y qué lejos está este ideal que la realidad de nuestros desahucios!
- ¿Puede haber autorealización si falta simplemente el pan, el techo y la calefacción?
- ¿Es acaso "dar oportunidades" hacer cálculos usureros para quitarle a la gente incluso lo que no tiene?
- ¿No es obsceno hablar de humanidad cuando de hecho importan más el dinero y la propiedad?
Y lo peor, repito, no es sólo que cientos de miles de personas estén pasando una dificultad concreta, sino que el desahucio trae consigo esa sensación profunda de pérdida de esperanza; el convencimiento de que no hay salida.
Ante este panorama no puedo ofrecer recetas mágicas ni consuelos fáciles. Sólo puedo recordar que no es cierto que estemos totalmente desamparados, que seamos unos "desahuciados de la vida".
Tengo que proclamar que hay Alguien que nunca nos va a abandonar: Dios. Él no nos hace sentir que le salimos muy caro, que nuestra existencia le es un inconveniente, que siempre le estaremos en deuda... Justo lo contrario: Él nos hace sentir que se alegra y regocija de la vida que nos regaló, que no tenemos que demostrar nada ni hacer ningún acto concreto para "ganar" su cariño, que lo que queramos hacer por Él es un pequeño reflejo de su Amor primero para con nosotros, y sobre todo, que nunca, nunca dejará de ser nuestra casa cálida, nuestro hogar seguro.
Quizá sea esta la única certeza a la que nos podamos aferrar en estos días convulsos...
(Posted by JDL)
(Posted by JDL)
1 Comentarios
Tiempos difíciles y la Iglesia Católica debe de REACCIONAR de forma contundente ante este estado de cosas, injustas e impropias de seres humanos con fe en Dios.
ResponderEliminarEjemplo claro, sencillo y contundente, Jesús de Nazaret.
Nuestra jerarquía debe de ser valiente en estos últimos tiempos en los que vivimos.
Creemos en Dios, Siiiiiiiiii, actúemos con humildad y con reacción inmediata ante estos hechos.
Gracias por dejarnos aquí tus comentarios
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