En medio de la historia de salvación del pueblo de Israel irrumpe la figura de Juan Bautista. Todo un regalo de Dios, ya que prepara y anticipa la redención de su pueblo. Al igual que en su época, en la nuestra; su vida, su vocación, sus palabras, su muerte, también nos hablan de cómo Dios actúa a través de nosotros, pudiendo llegar a ser instrumentos de liberación.


Una voz grita: En el desierto preparad un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; (Is. 40, 3).