El evangelio de la oración, me lleva a mirar a Juan el Bautista, un hombre duro, veraz, coherente. Es la voz que me llama a convertir el corazón, la vida.




Su palabra me habla de cambio, no me deja duda. Me enfrenta claramente con mi vida, con el uso que hago de mis bienes, de mi tiempo. Me enfrenta con mis actitudes. Si tienes dos túnicas da una. Comparte lo que tienes. Se justo. Honesto. Veraz….y tantas cosas. Dejo resonar en mi interior cada una de estas palabras y repito lentamente la pregunta: Maestro ¿qué debo hacer?

Entonces le preguntaba la multitud: ¿Qué debemos hacer? Les respondía: El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; otro tanto el que tenga comida. Fueron también algunos recaudadores a bautizarse y le preguntaban: Maestro, ¿qué debemos hacer? Él les contestó: No exijáis más de lo que está ordenado. También los soldados le preguntaban: Y nosotros, ¿qué debemos hacer? Les contestó: No maltratéis ni denunciéis a nadie y contentaos con vuestra paga. Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban por dentro si Juan no sería el Mesías, Juan se dirigió a todos: Yo os bautizo con agua; pero viene uno con más autoridad que yo, y yo no tengo derecho para soltarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Ya empuña el bieldo para aventar su era: reunirá el trigo en el granero, y quemará la paja en un fuego que no se apaga. Con otras muchas palabras anunciaba al pueblo la Buena Noticia. (Lc 3,10-18).


Acompañamos la canción "Jesús" del grupo Ain Karem.