Señor, hoy quiero estar este rato de oración contigo apoyándome de la vida y en los textos de San Agustín. En oración, junto con Agustín, desde el agradecimiento por todo lo recibido, recuerdo que en su juventud se rodeó de fama, de orgullo, de diversiones de todo tipo, que no llenaban su vacío interior, como quizás he podido sentir en mi propia vida.



No reces a Dios mirando al cielo,
¡mira hacia adentro!

No lo busques a Dios lejos de ti,
sino en ti mismo...

No le pidas a Dios lo que te falta;
¡búscalo tú mismo!, y Dios lo buscará contigo,
porque ya te lo dio como promesa y como meta
para que tú lo alcances...

No reproches a Dios por tu desgracia;
súfrela con Él, y  Él la sufrirá contigo;
pues si hay dos para un dolor, se sufre menos...

No le exijas a Dios que te gobierne,
a golpes de milagros, desde afuera;
¡gobiérnate tú mismo!
con responsable libertad, amando,
y Dios te estará guiando
desde adentro y sin que sepas cómo...

No le pidas a Dios que te libere,
desconociendo la libertad que ya te dio.
¡Anímate a vivir tu libertad!
y sabrás que sólo fue posible
porque tu Dios te  quiere libre. 
San Agustín