Hoy nuestra oración quiere ser alabanza, un elogio que brote del corazón con alegría al reconocer las cualidades y grandeza de Dios, por eso no comenzamos con una petición, sino que situamos nuestra intención en la capacidad de admirar y expresar entusiasmo.
Esta vez, Señor, no te pedimos nada, ni te damos gracias; hoy te decimos cosas hermosas con todo nuestro corazón.






Acompañamos con la canción Te alabo en verdad (Cristóbal Fones)