Jesús nos ha enseñado a amar y en su amor se encuentra la respuesta a todos los sufrimientos. En nuestra vida hay etapas oscuras, donde el peso de los acontecimientos de conflictos, de miedos, hace que la realidad pese como una cruz en forma de tensión, malestar, incomprensión y lucha; es con Jesús con quien podremos superar y afrontar la cruz con entereza y serenidad.